De nuevo a la carga…
Amar a alguien es genial, y lo recomiendo ampliamente. Pero enamorarse hace que la gente inteligente y con respeto personal se vuelva, y actúe, de forma ridícula. Es imposible recordar que no pase por tu mente un “¿en qué estaba pensando?”…
Ya sea encontrando pretextos patéticos para volver a llamarla cuando no te regresa el mensaje de inmediato…
El hecho es que no puedes ponerte un freno para dejar de querer hacer cosas absurdas cuando te ves atrapado en un nuevo amor, o en un viejo amor, también. Ocurre lo mismo cuando no puedes quitarte las ganas de otro pedazo de pastel o un cigarro, una cervecita, o cualquier otra cosa que te sea tentadora…
Pero con un poco de ayuda, puedes dejar de hacer las cosas que te hacen ver y sentir como un idiota…
Puedes dejar de revisar tu correo y tu buzón de forma compulsiva. Puedes dejar de escribir mensajes de texto y de acosarlo por Facebook…
Toma en cuenta que parte del plan consiste en decidir lo que harás en vez de actuar de forma impulsiva, y cumplirlo. Frecuentemente, cuando intentamos terminar con un mal hábito, nos concentramos sólo en las acciones en las que no queremos participar, y no pensamos más allá de eso. Pero los estudios han mostrado que concentrarnos sólo en lo que no haremos suele crear un efecto de rebote…
En otras palabras, terminamos adoptando incluso más ese comportamiento prohibido que antes. Monitorear constantemente un pensamiento lo vuelve más activo en tu cabeza: planear no adoptar un mal hábito puede hacer que se fortalezca, no que se detenga…
Entonces, cuando te domine el deseo de crear la actualización perfecta de tu estado de Facebook, llena de mensajes subliminales y expectativas, o cuando quieras dejar ese mensaje que diga: “no estoy seguro de que hayas recibido mi último mensaje”, debes adoptar un comportamiento más productivo y menos aterrador…
No concentres tus esfuerzos en intentar NO hacer algo. Esfuérzate en hacer algo distinto a pesar de tus deseos. Tómate un momento para decidir, de forma anticipada, cómo manejarás tu inevitable caso del Cupido estúpido…
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