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lunes, 31 de octubre de 2011

Capitulo 57



De albañiles y otros cuantos …

Me imagino que para una mujer pasar por una construcción donde hay albañiles y no ser ‘piropeada’, es como caminar sobre asfalto caliente sin zapatos y no quemarse los pies. Tan mal acostumbradas están ya las féminas, que hace tiempo escuché que una actriz de televisión declaraba -si pasas por una y no te chiflan, algo anda mal-.
Esta costumbre inició inocentemente en España, en donde los jóvenes enamoraban a las damas obsequiándoles un piropo: rubí con un rojo brillante muy intenso. De ahí, el piropo se tornó, tal como lo conocemos, en la frase galante dicha, por lo general, a una mujer.
 Tenemos, por ejemplo, los aptos para toda la familia (AA) como "qué pasará en el cielo que los angelitos se están cayendo" que te arranca una sonrisa. En la clasificación C se encuentra por ejemplo "quisiera ser frijol pa' embarrarme en tu tlacoyo" que te saca una bien merecida mentada.
 Algunos piropos tienen la propiedad, bajo mi concepción de la realidad, de ser altamente ofensivos al encontrar a las mujeres como objeto.
No entiendo, en realidad, el propósito de esta última clase de piropos ¿creen estos primates que un día pasando por la calle van a gritar algo así de vulgar y entonces la rubia despampanante que no entendió muy bien qué era un tlacoyo volteará y lo invitará con la cara más lasciva que tiene a su departamento?
El único lugar donde es totalmente posible, lamento decírselos, es en el cine de ficheras que tanto me desagrada y que seguramente ha inspirado a los gañanes por años.
Si no quieres ser insultado mejor abstente, como diría Chico Che "Tú dirás lo que hay que hacer".