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La ira corre por tus venas como lava caliente. Se siente como si tu cabeza fuera a explotar y una nube en forma de hongo saliera de tu cráneo junto con fuegos artificiales saliendo por tus orejas como en las caricaturas.
Bueno, a menos que te quieras ver sosteniendo ese cerebro estropeado entre tus manos —y que el arrepentimiento brote por tus ojos en forma de lágrimas muy amargas— lo mejor es alejarte de tu monitor y apagar tu smartphone.
A estas alturas, todos sabemos que no es aconsejable mezclar la bebida con el volante, el teléfono, los mensajes de texto, los correos electrónicos, y en realidad con cualquier cosa que involucre a otras personas, pero parece que todavía no hemos aprendido la lección cuando se trata de sacar nuestro coraje a través de las redes sociales.
Tu empleo no es lo único que podrías perder por no conservar la calma en línea; también peligran tus amistades y relaciones.
Lo sabemos: es fácil desquitarte en la red cuando realmente estás furioso. Se siente como estar gritando al vacío. Estás sólo en tu burbuja digital, sin poder ver los efectos directos que tus palabras pueden tener sobre otros.
Por ejemplo: En ese bar al que tus amigos van todo el tiempo nunca tienen cervezas frías. No importa cuántas veces regresen, siempre están templadas. Pero si te quejas más de dos veces al respecto, sólo conseguirás parecer un tonto.
Te sugiero comenzar una cuenta de Twitter en su lugar. Algo como @SarcasmoMexico, que se burla de las idiosincrasias de los mexicanos y de sus políticos. Canaliza tu pesar a través de la sátira y te verás mucho más inteligente.
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